La muerte de la esperanza recoge las memorias personales del autor en los primeros y los últimos días de la guerra de España. Dividida en dos partes, la primera —Nuestro día más largo— es un relato vivido y dramático de la cambiante situación de Madrid durante las jornadas febriles y azarosas del 17 al 20 de julio de 1936; una narración de los comienzos de la trágica contienda en los centros oficiales, las redacciones de los periódicos, las sedes de los sindicatos obreros y especialmente en la calle donde millares de luchadores anónimos se aprestaban a combatir, a morir de ser preciso, en defensa de sus respectivos ideales.El Puerto de Alicante, segunda parte de La muerte de la esperanza, se inicia el 28 de marzo de 1939, cuando la suerte de la guerra está ya decidida, con la difícil y accidentada salida de Madrid, el éxodo republicano hacia las costas mediterráneas, la vida en Valencia durante las horas postreras del Consejo Nacional de Defensa y la concentración en Alicante de cuantos intentan expatriarse. Finaliza con las angustiosas jornadas del puerto donde millares de personas se debaten setenta y dos horas entre la ilusión y la desesperanza, arrinconadas contra el mar por el avance de las fuerzas vencedoras, esperando unos barcos que no llegan y sin otras salidas que la rendición o la muerte. Concluyen las memorias en la mañana del 1 de abril con la entrega de los que aún se encuentran en los muelles y el suicidio de quienes no pueden, o no quieren, sobreponerse al dolor de la gran derrota.
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La muerte de la esperanza recoge las memorias personales del autor en los primeros y los últimos días de la guerra de España. Dividida en dos partes, la primera —Nuestro día más largo— es un relato vivido y dramático de la cambiante situación de Madrid durante las jornadas febriles y azarosas del 17 al 20 de julio de 1936; una narración de los comienzos de la trágica contienda en los centros oficiales, las redacciones de los periódicos, las sedes de los sindicatos obreros y especialmente en la calle donde millares de luchadores anónimos se aprestaban a combatir, a morir de ser preciso, en defensa de sus respectivos ideales.El Puerto de Alicante, segunda parte de La muerte de la esperanza, se inicia el 28 de marzo de 1939, cuando la suerte de la guerra está ya decidida, con la difícil y accidentada salida de Madrid, el éxodo republicano hacia las costas mediterráneas, la vida en Valencia durante las horas postreras del Consejo Nacional de Defensa y la concentración en Alicante de cuantos intentan expatriarse. Finaliza con las angustiosas jornadas del puerto donde millares de personas se debaten setenta y dos horas entre la ilusión y la desesperanza, arrinconadas contra el mar por el avance de las fuerzas vencedoras, esperando unos barcos que no llegan y sin otras salidas que la rendición o la muerte. Concluyen las memorias en la mañana del 1 de abril con la entrega de los que aún se encuentran en los muelles y el suicidio de quienes no pueden, o no quieren, sobreponerse al dolor de la gran derrota.