«El bien común que Felber preconiza se basa en los valores de las relaciones humanas en su forma más saludable (la confianza, la cooperación, el aprecio, la co-determinación, la solidaridad y la voluntad de compartir), los valores que, juntos, nos hacen mejores y más felices. El paradigma, el modelo mental económico-social, cambia desde la lucha feroz y el egoísmo avaricioso a la cooperación y el altruismo generoso, del finalismo del beneficio financiero (el fin justifica los medios) a la contribución al bien común (el viaje es el destino). Christian Felber convierte el balance financiero, siendo importante, en secundario; el balance del bien común, que es el esencial, mide intangibles valiosísimas como la dignidad humana, la responsabilidad social, la sostenibilidad ecológica, la participación democrática y la solidaridad con todos los grupos involucrados en la actividad de la empresa. El capital es el medio, no el fin, para lograr la felicidad de todos. Y esto es más importante que nunca, porque la desigualdad ha alcanzado en nuestro entorno niveles alarmantes. Christian Felber propone desde el texto que te dispones a leer que los mejores balances empresariales del bien común (los mejores no por su rentabilidad económico-financiera, sino por sus rendimientos sociales, ecológicos, democráticos y distributivos) obtengan ventajas legales y fiscales. Propone crear los llamados bancos democráticos. Propone impulsar la democracia directa (además de la democracia representativa, que ya conocemos y no nos parece suficiente). Propone educar desde la escuela en valores como ‘emocionología’ (la ciencia de las emociones), ética, comunicación, educación democrática y experiencia de la naturaleza. Propone favorecer competencias de gestión como la amabilidad, la empatía, atender al bien de tod@s y de la comunidad ecológica. Un planteamiento revolucionario que deviene más que necesario» (del prólogo de Juan Carlos Cubeiro).
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«El bien común que Felber preconiza se basa en los valores de las relaciones humanas en su forma más saludable (la confianza, la cooperación, el aprecio, la co-determinación, la solidaridad y la voluntad de compartir), los valores que, juntos, nos hacen mejores y más felices. El paradigma, el modelo mental económico-social, cambia desde la lucha feroz y el egoísmo avaricioso a la cooperación y el altruismo generoso, del finalismo del beneficio financiero (el fin justifica los medios) a la contribución al bien común (el viaje es el destino). Christian Felber convierte el balance financiero, siendo importante, en secundario; el balance del bien común, que es el esencial, mide intangibles valiosísimas como la dignidad humana, la responsabilidad social, la sostenibilidad ecológica, la participación democrática y la solidaridad con todos los grupos involucrados en la actividad de la empresa. El capital es el medio, no el fin, para lograr la felicidad de todos. Y esto es más importante que nunca, porque la desigualdad ha alcanzado en nuestro entorno niveles alarmantes. Christian Felber propone desde el texto que te dispones a leer que los mejores balances empresariales del bien común (los mejores no por su rentabilidad económico-financiera, sino por sus rendimientos sociales, ecológicos, democráticos y distributivos) obtengan ventajas legales y fiscales. Propone crear los llamados bancos democráticos. Propone impulsar la democracia directa (además de la democracia representativa, que ya conocemos y no nos parece suficiente). Propone educar desde la escuela en valores como ‘emocionología’ (la ciencia de las emociones), ética, comunicación, educación democrática y experiencia de la naturaleza. Propone favorecer competencias de gestión como la amabilidad, la empatía, atender al bien de tod@s y de la comunidad ecológica. Un planteamiento revolucionario que deviene más que necesario» (del prólogo de Juan Carlos Cubeiro).